RESEÑA
El significado de una parte del título de esta obra –Una Iberia posible- es un ejemplo expresivo del caso, en que la parte, da nombre al todo.
¿Qué es, en realidad, Iberia? Una península situada en el área meridional oeste de Europa, que fue ocupada desde los tiempos más remotos de la antigüedad por varios pueblos, cuya nota peculiar era la diversidad.Lusitanos,galaicos,asturescantabros,vascones,iacetanos,celtiberos,arevacos,carpetanos,olcades,oretanos,vetones,vacceos,iberos,contestanos,edetanos,ilergentes,beticos,tartesios,todos estos pueblos, vivieron en esta tierra, a la que los romanos llamaron Hispánia, y los antecesores,Spania punica y Hesperia griega.
A su vez, esta península, confiere la calidad de ibérico todo lo que contiene. Son ibéricos, los macizos montañosos que abarcan desde la región cántabra, cruzan Aragón y atravesando Castilla, llegan hasta la región levantina, así como también la fauna que la habita, lince, cabra de Credos, e incluso el cerdo.
Son ibéricos, sobre todo, los dos pueblos que la ocupan actualmente, España y Portugal. La expresión de “Península Ibérica”, en uso abusivo, se amplifica aún más al llevarlo del terreno geográfico, al político.
Hay que recurrir a la Historia para conocer que en el curso de los siglos, la Península Ibérica, sufrió las suertes más diversas: Roma, mantuvo su hegemonía política durante seis siglos, en la Hispania romana; después de la destrucción del Imperio Romano de Occidente, tras la invasión de los bárbaros, el godo Suintila tras sus victorias contra los
bizantinos, se estableció, como primer Rex totius Spaniae; y luego la presencia musulmana en Al- Andalus, nombre de la España islámica, se prolongó durante ocho siglos mas.
Estas etapas históricas, transcurridas durante tiempo dieron a la Península Ibérica, un sentido de unidad política, interrumpida por dos tristes
momentos históricos, donde se fractura la unidad de sus pueblos y de una nación, nacen dos Estados: España y Portugal.
El primero, condicionado a los usos y costumbres medievales, al otorgar, Alfonso VI, rey de León y de Castilla, a su hija Teresa, como dote, este territorio ibérico, en matrimonio en el caballero franco D.Enrique de Borgoña. El segundo, se produce cuando tras el reinado de Felipe II, artífice de la unidad entre los pueblos ibéricos, sus sucesores, Felipe III y Felipe IV, no pueden con la dura herencia y a ése no poder se corresponde una progresiva relajación en la moral interna española, que va como soltando amarras de responsabilidad, de criterios morales, que van desbaratando su capacidad política, encharcando cada vez más su ímpetu y su voluntad y acción.
La propuesta de “Una Iberia posible” debe ser justificada por motivos, no sólo geográficos, y si, en razones sólidas, que deben ser aceptadas y consagradas por su larga tradición. Cabe preguntarse ¿Tenemos un mismo origen étnico?
La península comprendía en origen, un grupo de pueblos que habitaban las diferentes regiones, siendo los pueblos mayoritarios, iberos de origen africano, y celtas de origen europeo, que se fusionaron y se constituyó el pueblo celtibero.
Asimismo, nos preguntamos también ¿Tenemos las mismas creencias religiosas? Roma estableció el Cristianismo en la Península Ibérica, mantenidoposteriormente por el Estado visigodo, siendo la presencia musulmana en Al-Andalus, que difundiría el mensaje del profeta Mahoma “la paz sea con Él”.
Posteriormente, tras la conquista cristiana de la península Ibérica, los Reyes Católicos, para alcanzar su objetivo de unidad politica religiosa en la fundación de España, obligaron a las minorías étnicas (judíos y musulmanes), a una conversión obligada o a la expulsión definitiva de sus reinos.
Así pues, además de tener un mismo origen étnico y creencias religiosas es necesario reflexionar sobre la siguiente pregunta ¿Cuál es el lazo que une a los
pueblos ibéricos, tan diversos en su origen y en realizaciones?
El pensador español D. José Ortega y Gasset define la nación, en sentido dinámicamente, al considerar que los grupos que forman una nación, no conviven por estar juntos, sino para hacer algo juntos.
Portugal y España tienen un proyecto universal,y han forjado un destino común, con dos objetivos que cumplir: unos mediatos y otros inmediatos . Mediatos, porque en este momento histórico, han alcanzado una conciencia histórica, para fundirla en la creación de una nación única, la que se llamarán Iberia, constituida por la Federación de los dos únicos Estados, que ocupan la Península Ibérica: España y Portugal.
Inmediatos, como la creación de una Comunidad Ibérica de pueblos, bañados por los océanos, Atlántico, Pacífico e Indico que tienen una identidad común, en su origen cultural y se expresan con el uso
de unas lenguas (español y portugués) con las que se entienden más de 700 millones de almas, con una historia común, con un sentir propio en sus manifestaciones artísticas, culturales y literarias.
Asimismo, el reconocimiento de la identidad oriental, presente en la personalidad de los pueblos, trasmitido a Iberia, por el mundo islámico. Fomentar nuestros lazos fraternales con el mundo islámico y servir como árbitro o mediador para la consecución de la integración, armonía y cordialidad en las relaciones entre Oriente y Occidente.
Así pues, el concepto de la exaltación de “Una Iberia posible” no es una idea vana y descabellada y si un sueño de antaño, capaz de hacerla realidad en la actualidad.
Y evocando esta unión, citó un el pasaje de “Historia de los Reyes Godos” de San Isidoro de Sevilla. “De todas las tierras, cuantas hay desde Occidente hasta la India, tú eres la más hermosa, oh sacra Hispánia, madre siempre feliz de príncipes y pueblos. Eres, con pleno derecho, la reina de todas las provincias, pues de ti reciben luz Oriente y Occidente. Tú, honra y prez de todo el orbe; tú, la porción más ilustre del globo”.
Julio Reyes Rubio Al-Mayriti